En la efectividad de una psicoterapia resulta más importante la relación que se establece ente el paciente y el terapeuta que el propio tipo de intervención que el terapeuta utiliza (6). Muchos investigadores, apuntan a que el mindfulness es una parte esencial del desarrollo de toda psicoterapia. Siegel, afirma que «la práctica del mindfulness puede considerarse el entrenamiento básico para la mente del terapeuta» (51). Cuando estamos en mindfulness, somos conscientes de la conciencia, nos damos cuenta que no somos el contenido de la conciencia y estamos abiertos a lo que se manifiesta en la conciencia. No estamos rígidos ni cerrados sino flexibles y abiertos a lo que pase, por lo tanto estamos en presencia(6).Esta presencia es necesaria para que la relación terapéutica sea tal, dirigimos la presencia hacia el paciente y estamos con él o ella abiertos a su experiencia de manera incondicional (6). Sobre la presencia se produce la sintonía, que es cuando dirigimos nuestra atención hacia el otro y llevamos su mundo interior hacia nuestro mundo interior (51). Con la presencia y la sintonía tenemos la resonancia, terapeuta y paciente quedan unidos formando un todo, pero a la vez permanecen diferenciados (6). En este momento el paciente se siente sentido y se logró la relación terapéutica. Podría decirse que mindfulness es una resonancia intrapersonal y la relación terapéutica es una resonancia interpersonal